jueves, 30 de junio de 2011

Un carrete de hilo

Un carrete de hilo. Tanto hilo tiene que esconder algo. Hay que empezar por tirar del hilo.De
eso se trata desenrollar- sin que pronuncie palabra, sus propios ojos se lo comunican.

Me propone jugar y acepto ¡Qué divertidos son los juegos!

Aunque soy torpe y no entiendo las reglas me pregunto si hay un centro, mientras lo busco.

¿Y cuándo lo veas?- Me pregunta, provocativa, como incitándome.

Del costurero, tomo el centímetro, unos alfileres, agujas, retazos...Aprovecho para esconderme
en la contemplación detenida de cada objeto, y veo como me contempla contemplando objetos.
Algo me hace ruido. No le hago caso. Digo algo.

Y ya no recuerdo si eran palabras, ojos o hilos lo que nos enlazaba.


Diego Morgan, en diálogo con En palabras

martes, 28 de junio de 2011

No está parís


no está parís
en la frágil difícil abierta iluminada
memoria no está
ni la noche
ni ella
algo muy especial inesperado
pasó
junto a mí
hemos tenido un pequeño
muy pequeño
inexistente
momento maravilloso
para nosotros dos porque no estamos ya
y un poco serio
sabiendo
que después habrá otras noches
otro parís otra tierra
otros besos y palabras
solo que
entre muchos habrá siempre este momento
y yo habré tocado una pequeña
porción
del mundo
este temblor junto al sena
pequeño pasajero
como el viento como el vino rojo
que sostuvo la calle
tus manos
porque sólo así
iluminado
casi alegre lo tender junto a mí
cada vez que ame o comprenda


Edgar Bayley


viernes, 24 de junio de 2011

Viento solo

hay un viento solo en tu estructura de cristal.
Da vueltas y vueltas alrededor de su mundo.
Mira
Afuera el viento cuerpo mancha los edificios y las cosas.
Se agita un rumor sordo de tormenta en la ciudad los transeúntes
detienen sus pasos: por fin sienten
moverse
las placas de la tierra

Silencio


(abrí la ventana, niña)

Tu secreta impaciencia es parecida a una felicidad
Y aún así, te niegas a traducir al viento.

Antes, mucho antes de nacer
El corazón estaba arriba de tu cabeza.
Esa noche soñarás con una víbora que te estrangula
horrible eterno
e insectos extraños que te visitan
Pensarás en el demonio y apurarás un cuchillo

No te detengas un mar de sangre corroe los pilares de la tierra
es el derrumbe

Has vuelto a no poder llorar en la caída
te reconocerás
una y mil veces
aprende a vestirte con tu sangre el piso se está moviendo

¿has sentido tormentas de arena desplegarse
al infinito sobre el desierto
de tu corazón?

¿has tenido arena en los ojos arena en la garganta en los oídos arena?

¿has golpeado tus huesos contra el viento?

(abrí la ventana, niña)

ninguna muerte es una certeza




por Maite Esquerré

lunes, 20 de junio de 2011

Your Love Alone Is Not Enough


Your love alone - is not enough not enough not enough
When times get tough they get tough they get tough they get tough

Trade all your heroes in for ghosts in for ghosts in for ghosts
They're always the one's that love you most love you most love you most

Your love alone - is not enough not enough not enough
It's what you felt it's what you said what you said what you said

You said the sky would fall on you fall on you fall on you
Through all the pain your eyes stayed Blue they stayed Blue Baby Blue

But your love alone won't save the world
You knew the secret of the universe
Despite it all you made it worse
It left you lonely it left you cursed

You stole the sun straight from my heart from my heart from heart
With no excuses just fell apart fell apart fell apart

No you won't make a mess of me mess of me mess of me
For you're as blind as a man can be man can be man can be

I could have seen for miles and miles
I could have made you feel alive
I could have placed us in exile
I could have shown you how too cry

Your love alone is not enough
Your love alone is not enough
Maniac Street Preachers


viernes, 17 de junio de 2011

un lugar que no conoce




¿y si fuera agua aquello que intuye firme?

hubiera preferido seguir sintiendo
nada
a mirarse y ser mirada
un silencio de piedra
que taladra la piel

abajo
          hacia abajo
                                piensa

nadie sabe
qué sucederá

es el Espanto; explica
para llegar del otro lado

¿y si grita, desaparece?

o la dejan desaparecer
en vez de desaparecer con ella.

abajo
          hacia abajo
                                cree

que ocupándose de lo inmediato
no podrá fracasar
es el Horror
(este espejo está deshabitado)

se lleva las manos al cuerpo y donde
espera encontrar carne
                                           hay barro
                                            marrón y verde. y rojo.

ella es una selva
un camino de tierra
una roca gigante
esconde
un secreto que desfigura
los rostros
                   tímidamente

ella es un lugar
que no conoce.


Maite Esquerre en diálogo con Under Construction

martes, 14 de junio de 2011

Under Construction

Es un lugar que no conoce. Según su imaginario podría tratarse de cualquier camino de tierra en medio de la selva. Está adentro de un auto, sentada en el asiento de atrás con dos personas a las que no logra mirarles la cara. Adelante, solo hay un conductor.
Mira por la ventanilla y reconoce esa roca gigante. Sentadas sobre la piedra, dando de mamar, se encuentran las tres mujeres que ofrecen sus artesanías y, otra vez, no le piden nada. Quizá sea porque ella está lejos, avanzando en el vehículo. Se asoma por la ventana y ve que, donde debería estar la laguna, el camino de tierra se convierte en uno de barro bordeado por árboles y plantas. La roca, las mujeres y los bebés desaparecieron. Marrón y verde. Y rojo. Ella tiene el poder de elevarse y lo hace; es entonces que identifica el vehículo rojo en el que se transporta. No alcanza a observar dónde termina el sendero. Debe ocuparse de lo inmediato: cómo cruzar la parte del camino que se mueve. Piensa que puede ser como la arena movediza pero no lo puede asegurar. El tramo que debe cruzar se mueve a un ritmo constante, de izquierda a derecha; hay rastros de otros vehículos flotando en charcos de barro. No desespera porque ve que hay huellas secas más allá, que se pierden en la selva, y se da cuenta de que si van despacio, pisando la tierra firme, podrán llegar.
Está sentada atrás, del lado de la ventanilla. Sigue sin distinguir los rostros de los pasajeros; explica lo que cree conveniente para llegar a salvo al otro lado. El conductor mantiene la aceleración y se dirige directo adonde el barro se mueve, cerca de donde flotan las piezas sueltas de otros que fracasaron. El vehículo frena de golpe al atascarse entre tanta agua y tierra. La trompa se eleva mientras que la parte trasera comienza a meterse en la tierra tímidamente hasta que el auto está perpendicular a la superficie. En el interior hay gritos, histeria; ella intenta destrabar la puerta pero no puede. Para abajo, el auto se va para abajo y nadie sabe qué pasará allá. Creyendo que es lo último que hará, baja la ventanilla. No entiende por qué el barro no entra y la golpea, pero no busca una explicación sino agarrarse de la puerta para salir.   
Está afuera, sentada en la roca con los pasajeros del asiento de atrás cuyas caras se desdibujan. No sabe si el conductor logró salir. Ella mira, sentada junto a las tres mujeres que han puesto a sus niños a dormir, que lo único rojo que flota en este extraño lugar, es la carcasa de un espejo.

Alguien toca bocina. Ella sale, sube al auto rojo y toman el camino de tierra.


jueves, 9 de junio de 2011

CONTRACUENTO

Es de noche. Una noche de tormenta pero antes de la tormenta, cuando el viento comienza a soplar, cada vez más fuerte.

No hay persianas en la habitación. Una tela apenas oculta la luz durante el día; ahora se mueve, el aire que logra entrar la hace bailar. De repente pega saltos, entra luz; vuelve a bajar, hay oscuridad.

El viento no cesa. Su intensidad aumenta, disminuye, vuelve a arrancar; la cortina se levanta y cae, vuela más alto y vuelve a caer. Entra luz, un relámpago. Cuando todo se apaga, el predecible trueno ensordece. El viento sopla, los destellos de luz son más frecuentes.

Sale de sí, se observa desde arriba. Se encuentra acurrucada. Ve que cerró los ojos; parece que no quiere asimilar lo que puede ver. Pero no puede evitar escuchar; no puede evitar sentir el aire que entra a pesar de la pared y la ventana. Se acurruca más. Sos una niña, esto le pasa a los chicos.

Racionaliza, sabe que los remolinos están en su imaginación, que la ferocidad del lobo no levantará la estructura. No sirve de nada, nada la convence.

Imagina que el viento arrasa y, que ella, sola, en medio de los escombros, se levanta. Volver a empezar no le da miedo. Se pregunta si el temor es que el lobo sople y todo permanezca en su lugar.
 
 
 

sábado, 4 de junio de 2011

4 de junio

¿Pudiste escuchar lo que te dije hoy? No sé si tengo mucho más para decirte. Bah, en realidad sí. Hay muchas cosas que me gustaría que hablemos. No te voy a contar acerca de mí porque sé que estás, que me viste crecer; siempre te siento. Pero igual te extraño.


Siento culpa porque mucho de lo vivido se perdió en algún rincón del tiempo; perdoname.
Cada tanto visito la playa a la que fuiste el último tiempo. Mentiría si dijera que me acuerdo verte ahí mientras yo iba y venía de la orilla con el balde con agua. No miento si te digo que lo que más quiero es poder ir a la orilla, volver y encontrarte ahí, que me ayudes a construir un castillo.


Quiero una siesta más, que compartamos otro chocolate en secreto, que me abraces. Mientras tanto, te sigo conociendo a través de lo que me cuentan y de lo que veo en las fotos.
Nunca pude aprender a hacer trampa, ya no me va a importar perder. Solo quiero que volvamos a jugar. Esperame.


Te extraño mucho.