martes, 19 de junio de 2012

La parábola del sembrador

Ayer escuché a alguien mencionar la parábola del sembrador. 
Hoy la recordé, la pensé. 
No me animé a pedir ayuda, que necesitaba a alguien que me recordara cómo caminar. 
Y me di cuenta de que alguna vez lo hice -avanzando, cayendo, retrocediendo. Y me di cuenta de que caminando, hay un largo camino por recorrer.


jueves, 14 de junio de 2012

Atención al cliente

Chico Starbucks: ¡Hola, hola! ¿Cómo estás?
Yo: Bien, gracias. Te pido un latte alto, por favor.
Chico Starbucks: Cómo no, ¿cómo te llamás?
Yo: Victoria, gracias.


Pagué, caminé dos metros desde la caja al extremo del mostrador, donde entregan los pedidos:


Chico Starbucks II: ¿Latte alto para Vicky?


¿No había dicho que me llamo Victoria? ¿En qué lugar entre la caja y la máquina de hacer café nos hicimos amigos?




martes, 12 de junio de 2012

Muda


Me encontré con la hermana de mi ex novio. Hacía como una vida que no nos veíamos. Hablamos un rato largo y, entre cuento y cuento me dijo que su hermana le puso Victoria a su hija. Y me enteré además del revuelo que se armó con la elección del nombre. Para algunas personas mi nombre encarna al mismísimo diablo, a la muerte… una figura muy oscura, sin dudas.
Lo otro que mencionó fue lo mucho que le costó a su hermano la ruptura conmigo. No solo lo dijo, sino que lo repitió tres veces. Entre “a él le costó mucho” y “no, no, le costó mucho enserio, pero bueno, uno se hace fuerte” yo quería decir: a mí también me costó. Me costó antes de dejarlo y me costó después. Lo quise mucho, muchísimo. Me dolió. Lo extrañé. A la familia también extrañé.
Pasaron ocho años, éramos adolescentes, como en toda relación, éramos dos; mil cosas quería decirle. En mi cara una sonrisa tensa, y de mi boca un “ya sé” suave. Ni una palabra más.