Chico Starbucks: ¡Hola, hola! ¿Cómo estás?
Yo: Bien, gracias. Te pido un latte alto, por favor.
Chico Starbucks: Cómo no, ¿cómo te llamás?
Yo: Victoria, gracias.
Pagué, caminé dos metros desde la caja al extremo del mostrador, donde entregan los pedidos:
Chico Starbucks II: ¿Latte alto para Vicky?
¿No había dicho que me llamo Victoria? ¿En qué lugar entre la caja y la máquina de hacer café nos hicimos amigos?
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