miércoles, 25 de julio de 2012

Quiero una remera

Quiero una remera. Repito que quiero una remera y no me canso.
"¿Cómo la querés?" Me pregunta.
"¿Como cómo la quiero?" Respondo con una pregunta aunque entiendo perfectamente lo que acabo de escuchar.
"Claro, ¿cómo la imaginás? Contame cómo es la remera que querés."


Habla, tiene razón en todo lo que dice y no puedo más que enojarme. Y llorar. Mi boca cerrada, la mandíbula tensa. Finalmente puedo decir que no quiero una remera amarilla ni ajustada. Tampoco muy suelta. Que no sea lisa, pero no sé qué decir de rayas o estampas. Creo que escote en V, con mangas cortas. Digo un par de cosas más y me quedo callada. Recuerdo que nunca fui a buscar una remera en particular. Que busqué y busqué, y muchas veces me frustré por volver con las manos vacías. Salí, sí que salí. A veces no fui más allá de las vidrieras, otras entré y miré, algunas hasta me probé. Pocas veces compré.


Me voy enojada. Sigo llorando, con la mandíbula tensa. Me da miedo no imaginar esa remera.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario