Un carrete de hilo. Tanto hilo tiene que esconder algo. Hay que empezar por tirar del hilo.De
eso se trata desenrollar- sin que pronuncie palabra, sus propios ojos se lo comunican.
Me propone jugar y acepto ¡Qué divertidos son los juegos!
Aunque soy torpe y no entiendo las reglas me pregunto si hay un centro, mientras lo busco.
¿Y cuándo lo veas?- Me pregunta, provocativa, como incitándome.
Del costurero, tomo el centímetro, unos alfileres, agujas, retazos...Aprovecho para esconderme
en la contemplación detenida de cada objeto, y veo como me contempla contemplando objetos.
Algo me hace ruido. No le hago caso. Digo algo.
Y ya no recuerdo si eran palabras, ojos o hilos lo que nos enlazaba.
Diego Morgan, en diálogo con En palabras
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